

Don Gaspar
Joselito, habrá tenido unos ocho años, había estado esperando por un muy largo tiempo adentro del coche, paciente, tan solo contemplando a la gente que pasaba por la calle; él, imaginaba miles de historias, en su mayoría las adivinaba trágicas; a fin de cuentas, su espera era afuera de un hospital. A lo lejos los vio venir, venían con un paso muy lento, conversando, y su andar dejaba ver que las cosas no andaban bien. Anastasio Morales cortésmente abrió la puerta a su señora


Espejo
Camino en la obscuridad de la noche, prefiero no prender la luz del pasillo, no vaya a ser que me encuentre conmigo mismo; el suelo de madera vieja y húmeda truena a cada paso, como si le doliera; o más bien dicho, como si presagiara mi padecer. Me detengo justo enfrente del espejo, pero aún no me atrevo a prender la luz; respiro el aire frio que se cuela por la ventana y tomo mi tiempo; sin prisa, enciendo la luz. Mis parpados de inmediato guillotinan mi mirar. Cuando los ab


El forjador de pasiones
Me pregunto, ¿cómo sabrá la tristeza, la ausencia? Bocanada profunda de un tercer cigarro consecutivo, Encías sangrantes en una boca reseca Tal vez sea un sabor parecido al miedo O al meo nocturno de un niño asustado Mi primer gran perdida, Duelo profundo que quema el corazón y desgarra el alma Con tu partida, una parte de mi infancia terminó definitivamente Cigarro Coñac Café Y un filete chemita Español bien hablado Pero mejor, si está bien escrito Siempre con una inclinació